por Lia
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domingo, 28 de febrero de 2016
El Arco Iris de Zeus
Recostada de espaldas, tensas el cuerpo y lo arqueas hasta apoyarte sólo en los hombros y pies, con las caderas elevadas y las piernas muy abiertas. Él se arrodilla y se inclina hacia delante, con una penetración que invade la vagina y frota el clítoris.
Mantener el cuerpo arqueado exige cierto esfuerzo por tu parte, aunque el placer que depara esta postura lo compensa. Puedes ayudarte con almohadones bajo la cadera para prolongar la penetración en esta postura, muy placentera para ambos.
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