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lunes, 22 de febrero de 2016

Una noche con amigos y con mi amor!

Todo empezaría con la llegada de Lia a la casa de Andrés......... Buenas noches, dijo Lia y miró a su alrededor y, cuando pasó Ian estaba ah con algunos tragos en la cabeza.Ven, exclamó él, se incorporó y la tomó de la mano para tirar de ella y arrastrarla en dirección a la cocina que estaban en total oscuridad. Lia miró alrededor, afortunadamente la mayoría de la amigos parecía muy entretenida y no pareció que alguien notara que se escabullía con Ian. Cuando llegaron a la puerta de la cocina de Andrés, él abrió la puerta y tiró de Lia para hacerla entrar inmediatamente entró él y cerró a su espalda. 

Ian … Qué haces… empezó a preguntar ella, mirando a su alrededor, nunca había entrado a la cocina y ahora estaba todo muy oscuro como para apreciar los detalles, ni siquiera podía verlo con claridad a él pero no pudo negarse cuando se acercó a ella y le tomó el cuello con las manos para besarla. En un segundo juntó su boca a la de ella y abrió la boca para meterle la lengua y buscar la suya para entrelazarlas. Lia se incorporó más y lo abrazó por el cuello para acercarlo más y dejar que hiciera lo que estaba queriendo hacer. Ian respiraba agitado, no quería detenerse, quería estar completamente dentro de ella, quería tener la lengua en su garganta y cuando con una mano le tomó la cintura y la pegó a su cuerpo, gimió totalmente excitado. Realmente no soportaba más la erección que tenía en los pantalones. 

Empezó a besarle el rostro, el cuello, a lamerla, olerla, sentirla por todas partes. Lia se separó de él y lo miró un momento y salio de la cocina a continuar con al fiesta al igual que Ian, tras tomar varios tragos Ian cayo en un profundo sueño muy cansado y tan frustrado por el incidente en la cocina. Lia se dio cuenta de aquel suceso asi que le pidió ayuda a su amigo Andrés para llevarlo a su habitación, se quedo dormido profundamente, Andrés cerró la puerta,y continuamos con la fiesta.
La mayoría de amigos habían sucumbido ante el licor, con la excepción de Andrés y Lia, Lia no quería beber porque su novio Ian no estaba presente. Tras dos horas de tranquilidad Lia fue a la habitación para cerciorarse que todo este en orden, Lia entro a la oscura habitación, Ian cerro la puerta y aprovechó ese momento para mirar a su alrededor, la tomó de la mano y la llevó hasta la cama que estaba junto a la puerta. Se sentó y tiró a vLia para que cayera sobre él, ella lo besó, ya totalmente inconsciente acerca de lo que hacía, lo único que sabía era que quería que Ian hiciera lo que tenía ganas de hacer. 

Ian la besó en la boca con ardor, con un fuego contenido desde hacía días, los días que llevaba viendo cómo era ignorado por la mujer que le calentaba las entrañas, y antes de que ella se diera cuenta empezó a quitarle la blusa buscando sus pechos, dejó escapar un suspiro de satisfacción cuando notó que no llevaba brasier y al ver los pechos, soltó un gemido de excitación, complacido con lo que veía. Lia tenía los pechos más llenos y grandes que había tenido ocasión de ver en toda su vida adolescente y como un niño, se puso a jugar con ellos. Los tocó, los acarició, los apretó entre las manos y cuando acercó su boca a ellos, supo que ya no podría detenerse hasta hacerle el amor. 

Con lentitud empezó a cubrirlos de besos, después pasó la lengua por sus pezones que para sorpresa de él, estaban completamente erectos, y finalmente se los llevó a la boca y succionó con ganas como si intentara alimentarse hasta quedar completamente saciado. Lia se escuchó a sí misma gemir, nunca antes había sentido lo que estaba sintiendo, además, siendo ella tan pudorosa, esta vez no sentía la intromisión de Ian en su cuerpo. Es más, antes de darse cuenta, acabó por bajarse el pantalón colocarse sobre él para besarlo en los labios y empezar a jugar con él. Repartió besos desde su cuello, pasando por su pecho y cuando llegó a su cintura, lo miró, traviesa, y con una sonrisa, le abrió el pantalón y buscó su miembro. El pene de él se escapó grande y duro en dirección a la ella que no daba crédito a lo que veía. Era enorme, tan grande y largo que, cuando lo tomó entre las manos, no alcanzó a abordarlo en toda su extensión.
Erika 

Cuando Ian sintió las manos frías de Lia en su miembro, se puso tenso y soltó un resoplido se llevó las manos a la cabeza y gritó. En un momento, se incorporó y la miró a los ojos, para decirle, con la voz quebrada del dolor que tenía en la entrepierna, que hiciera lo que quiera "Hazlo" dijo "llévalo a la boca", "mujer"" Hazlo de una vez"Lo había adivinado en su mirada, Lia estaba tan excitada como él y se moría de ganas de agarrarlo, chuparlo, meterlo por completo en su boca y jugar con él como si de un juguete se tratara.Lia lo miró y luego al pene que sostenía entre las dos manos. Respiró profundo, bajó la cabeza, podía sentir la excitación en todo su cuerpo. Ella quería eso más que nada en el mundo y él estaba esperando que le hiciera sentir el placer que por tanto tiempo los dos se habían negado.
Abrió la boca y empezó pasando la lengua por el miembro que a cada momento que pasaba se ponía más grande y duro. Mientras, escuchaba los jadeos del hombre que se retorcía bajo su cuerpo y le pedía que no se detuviera. Y ella lo complació, abrió la boca y lo metió entero, como pudo y como alcanzó. Ian respiraba agitado, realmente no podía controlarse. Estaba por correrse en su boca y no quería hacer eso, no en la primera vez en una habitación que no sea la suya con la mujer por la que tanto había esperado. Imprevistamente, se alejó de ella que lo miró sorprendida y buscó su boca. La besó repetidamente mientras la hacía volverse de espaldas contra la para follarla como se lo había imaginado en tantas ocasiones. Lia gimió con los brazos en torno al cuello de Ian y la lengua en su garganta. La bufanda, ahora enroscado a su cintura le molestaba por lo que, con la mano que tenía libre, el hombre se lo sacó despacio y lo sacó por sus piernas para arrojarlo lejos y que sólo quedara la piel entre ellos. Lia sintió como Ian le bajaba su ropa interor también y después tocaba su clítoris con los dedos. Empezó por masajear, acariciar y tocar todos los puntos más íntimos de su cuerpo, los que nadie hasta ese momento había descubierto. Se sorprendió al escucharse pidiendo más. Ian la complació, se inclinó sobre su vientre, le separó las piernas lo más que pudo en aquella estrecha cama y empezó a hacer con la lengua lo que ella había hecho antes en su miembro. Lia se movió debajo de él, completamente agitada y caliente, anhelando tenerlo dentro suyo y Ian no la defraudó. Primero usó su lengua, despacio, creando círculos en torno a su vagina y luego la metió lentamente hasta escucharla gemir; después se separó de ella y, sonriendo, le introdujo dos dedos. La sintió un poco estrecha, pero lo atribuyó quizás a la incomodidad del lugar y el momento, quizás estuviera nerviosa, pensó. Se incorporó sobre ella y buscó sus labios, quería besarla muchas veces mientras su miembro estaba dentro de ella; mientras la besaba, su cuerpo se pegó al de ella para penetrarla. Cuando Lia levantó las caderas al sentir su miembro entre las piernas, supo que era el momento, ella estaba húmeda, lista para recibirlo, y él suspiró aliviado, porque ya no podía esperar más. Se sostuvo por los hombros de Lia y empujó fuerte. Ella estaba realmente estrecha y rígida y eso lo detuvo, no quería ser brusco con ella; pero realmente quería estar dentro de ella, gimió, respiró, gritó y antes de que se diera cuenta, estuvo dentro de ella.
Erika
Lia se quedó quieta, no podía moverse, había sentido que alguien irrumpía en su cuerpo con la fuerza de un animal salvaje sintió un dolor agudo y punzante que la dejó sin aire. Por un momento estuvo a punto de gritar, abrió los ojos y vio la cara de sorpresa de Ian que todavía estaba dentro de ella y no atinaba a moverse. ¿Por qué no me lo dijiste que te duele? le preguntó, casi en un susurro. Ella bajó la cabeza y le besó un hombro, avergonzada. No tiene importancia, Ian murmuró. De verdad, hice lo que quería. –Debiste decirme, habría tenido más cuidado – siguió diciendo él, mientras empezaba a moverse dentro de ella, ahora con la cautela que suponía, necesitaba ella. Lia levantó las caderas y gimió, realmente le gustaba lo que estaba sintiendo. Se aferró al cuerpo de Ian y cerró las piernas para mantenerlo dentro suyo y que no saliera todavía. El hombre la miró, sonrió y entendió perfectamente. Cariño, no me iré a ningún lado dijo. Todavía tengo mucho por hacer contigo esta noche… y las que vendrán.
Se inclinó sobre su rostro y depositó un beso en los labios antes de empezar una nueva ronda por Lia



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